¿Quién no quiere que sus ahorros se multipliquen? No tener deudas y tener suficiente dinero para satisfacer nuestras necesidades y deseos, sin dejar de ser generosos. Según la Biblia, ¡la forma de multiplicar nuestros activos es bastante sorprendente!
Hay un viejo refrán que dice algo como esto: “Si amontonas estiércol, solo produce un hedor. Pero si lo esparces en el suelo, se convierte en un abono que hace crecer las plantas”. Hay un principio importante detrás de este viejo dicho. Aferrarnos a nuestras posesiones siempre nos hará querer más. Si donamos nuestras cosas, nunca tendremos ninguna necesidad. Salomón demuestra que para vivir en abundancia, necesitamos ser una persona que da gratuitamente. “Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria” (Proverbios 11:24 NVI).
Este proverbio va en contra de todo sentido común. ¿Cómo pueden crecer nuestros activos si seguimos difundiéndolos? Podríamos pensar que vamos a aumentar nuestra riqueza ahorrándola, pero Salomón nos dice que si queremos aumentar lo que tenemos, debemos dispersar, o dar, lo que tenemos ahora mismo. Vamos a pensarlo. Ningún agricultor cosecha productos que no ha plantado. Debe esparcir las semillas y dejarlas crecer para producir la abundancia que necesita para ganar dinero. Cuando damos gratuitamente de lo que tenemos, termina volviendo a nosotros, de alguna manera.
No seamos egoístas (Lucas 12:16 al 21). La persona egoísta retiene lo que tiene e incluso intenta manipular a las personas que le rodean para ganar más. Un ejemplo de este tipo de personas es alguien que siempre pide un descuento o se queja a un comerciante de que su producto es demasiado caro. Salomón advierte que estas personas siempre estarán necesitadas porque son codiciosas. Piensan que si pagan menos obtendrán más, cuando en realidad les acabará costando.
Vivir en abundancia significa que nos beneficiamos de nuestra generosidad. Nuestro simple acto de bendecir a alguien en el pasado vuelve a nosotros diez o cien veces. Jesús quiere que seamos alguien que considere lo que se le ha dado como una bendición del Señor. Quiere que usemos lo que tenemos para bendecir a otros, mientras confiamos en que Dios proveerá para nuestras necesidades. Tomemos hoy la decisión de ser el que se dispersa.