Este es un ejercicio que a veces hacemos a final de año o al principio. Sin embargo, tomarse un tiempo para la introspección diaria es un muy buen hábito.
Los profesionales de la salud que trabajan con personas mayores con pérdida cognitiva recomiendan practicar un ejercicio muy sencillo para estimular la memoria. Cada noche, al acostarnos, debemos tomarnos un tiempo para pensar en todo lo que hemos hecho durante el día, hora tras hora. “Me desperté a esta hora, hice esto, aquello… comí esto… hablé con esta persona…” Si este ejercicio es recomendable para personas que necesitan estimular su memoria, por qué no practicarlo ahora, mientras estamos sanos. ¡Esto sólo puede ser beneficioso!
Especialmente si nos tomamos este tiempo para reflexionar con el Señor. Tomarnos el tiempo para reflexionar sobre lo que hicimos durante el día, tomarnos el tiempo para presentarlo todo al Señor, es una buena manera de identificar las áreas que necesitamos mejorar, las trampas en las que hemos caído y las personas a las que Dios nos llama ayuda. “Señor, examina y reconoce mi corazón: pon a prueba cada uno de mis pensamientos. Así verás si voy por mal camino, y me guiarás por el camino eterno” (Salmos 139:23-24 RVC).
Por ejemplo, si reflexionamos sobre el tiempo que hemos pasado con Dios hoy, sobre lo que hemos aprendido en la Biblia, tal vez nos demos cuenta de que realmente no le hemos prestado atención al Espíritu Santo hoy. Entendiendo que podríamos haberlo hecho mejor, es una apuesta segura que al día siguiente seremos más cuidadosos. Es una excelente manera de crecer espiritualmente. Y por supuesto, el Espíritu Santo está dispuesto a ayudarnos en esto. “Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche” (Santiago 1:5 RVC).
Si volvemos a hablar con Dios sobre un altercado que tuvimos durante el día con un colega, Dios ciertamente nos animará a perdonarlo y tal vez incluso nos dará vías para la reconciliación. Porque el perdón es algo que debemos recibir cada día y que también debemos dar cada día, como nos enseñó Jesús. “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12 RVC).
Cuando meditamos sobre los nuevos conocimientos que hemos adquirido durante el día, incluso si ya no somos estudiantes, estos conocimientos quedarán grabados más profundamente en nuestra memoria. “¿Qué aprendí hoy?” Si no podemos responder a esta pregunta quizás sea porque sería bueno exponernos a nueva información. El aprendizaje es una excelente manera de mantener nuestro cerebro sano. No es de extrañar que Dios diga “meditar” en la Palabra y no simplemente leerla. “Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8 RVC).
Si desea tener éxito y estar saludable, adquirir el hábito de la autorreflexión diaria es una gran idea. Dios mismo nos dice que no nos vayamos a la cama enojados (Efesios 4:26) o preocupados (Salmos 4:8). Y después de haber hecho esta pequeña limpieza dentro de nuestro corazón, con la ayuda del Espíritu Santo, nuestro sueño será asegurado y reparador. “Toma en cuenta que nunca duerme el protector de Israel. El Señor es tu protector; el Señor es como tu sombra: ¡siempre está a tu mano derecha! Ni el sol te fatigará de día, ni la luna te agobiará en la noche. El Señor te librará de todo mal; el Señor protegerá tu vida” (Salmo 121:4-7 RVC).