Ah… ¡mala noche! Nuestro día ha sido difícil y no podemos conciliar el sueño. Los problemas se han multiplicado últimamente y las noches de insomnio se suceden. A continuación se ofrecen algunos consejos bíblicos que podrían ayudarle.
Para algunas personas, el insomnio es crónico y está relacionado con una deficiencia hormonal, problemas neurológicos u otros. No hablamos aquí de este tipo de insomnio que requiere ayuda médica. Pero más bien como esas noches de insomnio en las que no podemos conciliar el sueño porque estamos preocupados o demasiado irritados. El proyecto que tenemos que realizar en nuestro trabajo es muy exigente y seguimos pensando en él con la cabeza apoyada en la almohada. Nuestros hijos se van de viaje y lo único que podemos hacer es pensar en todo lo malo que les podría pasar. ¿Cómo podemos cortar el flujo de pensamientos que nos mantiene despiertos?
La Biblia nos ofrece buenas soluciones.
Depositar nuestra confianza en Dios
Especialmente cuando vivimos solos, a veces todos podemos sentirnos abrumados por la preocupación. No tenemos una pareja que nos consuele después de una pesadilla en la noche o cuando suenan las sirenas afuera. La solución de David: entregar nuestro destino a Dios y elegir confiar en Él para nuestra seguridad. “Por eso me acuesto y duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8 RVC). Podemos repetir este versículo muchas veces cuando tengamos miedo, no como una solución mágica, sino hasta que nuestra alma esté tranquila sabiendo que nuestro Padre Celestial nos ama tanto que cuidará bien de nosotros. Él es el defensor de las viudas y los huérfanos (personas solitarias), y nunca miente.Agradecer en lugar de preguntar
Querer algo es muy natural, ¡es lo que nos hace avanzar! Pero lo que vemos como lagunas en nuestras vidas puede mantenernos despiertos por la noche. Cuando estemos abrumados por nuestros deseos y necesidades, tomemos la decisión de cambiar el rumbo de nuestros pensamientos hacia todo lo que ya hemos recibido de Dios. “Pero tú, Señor, durante el día me enviarás tu gran misericordia, y por la noche tu cántico estará conmigo, con mi oración a ti, Dios de mi vida” (Salmo 42:8 RVC). En lugar de contar ovejas, contemos nuestras bendiciones. El sueño vendrá y dormiremos como bebés rellenos de buena leche.Medita en las lecciones en lugar de en los errores
Todos cometemos errores y muchas veces repetimos toda la situación en nuestra cabeza. Pensamos en cómo podríamos haber actuado de manera diferente, o cuánta culpa tienen también los demás en la situación, etc. Reflexionar sobre nuestros errores es algo bueno, pero sólo cuando buscamos aprender de ellos. Para evitar pasar la noche reviviendo nuestros errores, simplemente haga una oración a Dios y pregúntele qué quiere enseñarnos de esta situación. “Por eso te bendigo, Señor, pues siempre me aconsejas, y aun de noche me reprendes” (Salmo 16:7 RVC). Puede que permanezcamos despiertos un rato escuchando la voz de Dios, pero al menos encontraremos un sueño enriquecido por la sabiduría de Dios.Recuerda lo que Dios ha hecho
Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. No ha perdido nada de su gran poder; Él nunca deja de sorprendernos. Su brazo no es demasiado corto para salvarnos. Cuando nos sentimos impotentes ante una situación, cuando pensamos que no lo lograremos, es bueno recordar todas las circunstancias amenazantes de las que Dios nos ha sacado. Incluso podemos mirar los milagros que hemos escuchado a nuestro alrededor o leído en la Biblia. Dios es capaz de sacarnos de todos los peligros. “Es mejor que haga memoria de las obras del Señor. Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño” (Salmo 77:11 RVC).
Todo esto nos pide que tomemos el control de nuestros pensamientos y elijamos en qué dirección los llevaremos. No siempre es fácil, pero tampoco imposible. Tenemos autoridad sobre nuestros pensamientos y el Espíritu Santo para inspirarnos en el camino correcto a seguir.