Recibimos una promesa de Dios y estamos instantáneamente llenos de confianza. Pero, cuanto más pasa el tiempo, cuanto más nos prueban, más comenzamos a buscar otras soluciones. ¡Y esto es, por supuesto, un gran peligro!
Haz lo que nos parezca bien
Seguramente es una de las primeras frases que formula un niño. “Yo soy capaz”, dirá un niño pequeño, rechazando la ayuda de sus padres para vestirse, comer o bañarse. Incluso los adultos, mantenemos con demasiada frecuencia esta actitud molesta.
No hay jubilación para los siervos de Dios
Pasamos nuestra vida adulta trabajando duro para pagar nuestros gastos y ahorrar para nuestra jubilación. Sabemos que algún día dejaremos de trabajar. Ahora, en el Señor, nunca somos demasiado viejos para servir.
Vigilar nuestra actitud
Por supuesto, hacer lo que Dios quiere es muy importante. Pero Dios no quiere pequeños robots. También quiere que nuestras acciones estén acompañadas de una buena actitud.
El amor de 1 Corintios 13
“El amor es…” Este es probablemente el pasaje más citado en la ceremonia nupcial. Se hace el último estándar para las relaciones románticas. Pero, ¿tenemos razón al asociarlo con el matrimonio?