A veces nuestro celibato nos pesa mucho en el alma y nos arrodillamos para rezar por esto, pero no sabemos qué pedir. Aquí es donde el Espíritu Santo puede ayudarnos.

A veces nuestro celibato nos pesa mucho en el alma y nos arrodillamos para rezar por esto, pero no sabemos qué pedir. Aquí es donde el Espíritu Santo puede ayudarnos.