Todos hemos estado allí. Nuestra lucha parece prolongarse, la respuesta a nuestra oración no llega. Pronto será demasiado tarde. ¿Qué está haciendo Dios? ¿Por qué tarda tanto en respondernos?
Seguimos esperando?
Por supuesto, tenemos pasos que tomar para avanzar hacia las promesas de Dios. Pero a veces nuestras respuestas no llegan a tiempo (¡como el matrimonio!) Y podemos sentirnos tentados a tomar el asunto en nuestras propias manos. ¡No es fácil esperar!