Sabemos que vivir con miedo no es el plan de Dios para nuestras vidas. Nuestro Padre Celestial quiere vernos realizados y libres. Pero la Biblia todavía nos anima a tener un temor, el del Señor. ¿Tienes que tener miedo de Dios? No del todo.
No es la intención lo que cuenta
A veces hacemos un gesto con buena intención, pero es mal recibido. Pensamos que estábamos siendo generosos y la otra persona se ofendió. ¿Qué hacer entonces? Y lo más importante, ¿podemos prevenir estas sorprendentes reacciones?