Nadie necesita enseñarnos la ley del talión (ojo por ojo). Nuestra carne sólo se satisface cuando nuestro agresor se convierte en víctima. Pero esta vía sólo produce más represalias. Dios tiene otro camino para nosotros.
Romper el ciclo de la desquite
A veces nos sentimos obligados a responder a una ofensa contra nosotros infligiendo la misma ofensa a quien nos la dio. Queremos “hacerles pagar”. Esta forma de resentimiento solo siembra veneno en nuestras relaciones.
Bendice en lugar de devolver el insulto
Ha dicho cosas terribles sobre ti y quieres devolverle el favor compartiendo sus fechorías con todos. Sin embargo, esto no es lo que Dios espera de sus hijos, y seguirlo … ¡cambiaría el mundo!